Y se mandaron a la guerra con un tenedor. En realidad era más que un tenedor.
El soldador de punta fina (0.4 mm) lo usaron para tocar las patas de las cucarachas negras, de a una sola a la vez. Se los prestó gentilmente Etienne, y tenía una perilla para poder elegir qué era lo que querían derretir.
Pero las patitas eran tan finitas, o los gurises estaban tan chicatos ya, que para poder ver algo no tuvieron más remedio que pedirle la lupa al Dr.Mondueri. La lupita era enorme, de microcirugía, decía. Parece que con 15 aumentos ya daba, pero eso si, tiene que ser para los dos ojos, sino no se sabe a que altura uno viene arrimándose con el soldador y puede hacer cualquier desastre.
Por ahí habían escuchado que el flux era bárbaro para que el pegote saliera bien prolijo. Así que se compraron algo que se parecía a un sylvapen bien grueso llenito de flux, y no dudaron ni un segundo: antes de poner la cucaracha, vamos a pasarle esta agüita sobre los pads.
Apoyaron las cucarachas sobre la placa, y como era de esperar, no se quedaban quietas. Iban de un lado a otro y nunca querían dejar las patas quietas sobre los pads. Entonces surgió la idea de meterle un dedo encima, pero despacito, ya que no les queríamos quebrar ninguna pata, pobrecitas. Para la cucaracha grande, estaba bien, pero para la chiquita, era imposible. Entonces el Dr. les prestó una pinza chata. Con la pinza se aguantaba la cucaracha por el lomo, y con la otra arrimaba el soldador para pegarle un par de patitas de cada esquina y ver si iba quedando derechita en su lugar, inquieta.
Que descubrimiento el flux! Al arrimar el soldador, tocando sobre el pad, el estaño que ya venía en la placa se fundía y gracias al flux, corría y se le subía por la patita de la cucaracha, dejando un menisco de estaño muy bonito.
En muy pocas patitas, faltaba un poco de estaño, pero la punta del soldador era muy finita y el estaño tiene algo que se llama tensión superficial, entonces no había forma sencilla de cargar una nadita en la punta del soldado, era o nada o mucho. Pero con un poco de maña se lograba hacer alguna pelota de estaño y dejar tremendo cortocircuito. Con una malla de cobre para quitar estaño, se dejaba todo limpito de nuevo, pero había una pata que no quería. Terca la pata, no quería que el estaño se derritiera. Intrigados, le preguntaron porqué, y la cucaracha les enseño que esa era una pata de tierra, y que se habían olvidado del "thermal relief". Pero claro, se habían olvidado, y el pad estaba todo pegado al plano de tierra, y el soldador no le hacía ni cosquillas.
Ahí fue que sacaron del bolsillo el soldador de siempre, ese que compraron en primero de facultad, el de punta medianita (2mm). Al arrimarlo era del ancho de 3 patas de la cucaracha mínimo, pero con cuidadito pudieron limpiar el enchastre.
Pero les faltaba una herramienta, y la fueron a buscar, que estaba bien guardadita. Se hicieron de la paciencia que les estaba faltando, una bien grande.
Y así, despacito, fueron pegando patita por patita, hasta que quedaron todas bien pegadas.
Te vas a mover, si, seguro.