Pendulante cuelga una llave metáforicamente desde mi cuello, que se pasea como contrapeso de un antiguo reloj, si envisto corre lo mas rapido posible, se me persigues desaparezco.
Como siempre contradigo versos fuera de tiempo a trasmano con los acordes de mi voz, son el eco de lo que quisiera escuchar,son los ecos nocheros, los brindis de los futuros eneros, y que envuelto me veo otra vez en la aventura que siempre desmiento y ni yo me lo creo.
Prudente pero atento, en misma mesa donde una vez cai, arandeleo el pico chico de la botella casi llena y me veo desde una motito que hace mucho ruido de las que usan los adolecentes ahora, como un señor grande que esta sentado y correctamente ubicado.
Cuero duro, perro viejo con faltantes pedazos en las orejas y algunos bigotes quebrados y en cuanto menos lo pienso vuelvo a ser el joven pichicho estupido mal conducido y mordisquero dejando la uñas marcadas en la barra para otra ronda, porque al fin y al cabo simpre pinta algo con onda.
Y tener la oportunidad de sentir buena onda en estos tiempos, es un lujo que cualquiera no se puede dar.
Entonces como no me va a emocionar dar una tarjeta y recibir una mirada curiosa.