Me compraste con esos masajes.
Acariciar filosos cantos para desafinarlos con olor a jazmín crema. Ordenar palabras y borrar líneas de carbonilla, deformar cuerpos con los dedos tibios, mientras la pirámide sostiene en el aire a la luz, una respiración toma forma de placer y lentamente por las montañas de sabanas se retira hacia el sueño.
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