no, no es de lo que te perdiste, es de lo que te salvaste.
es cómo ir al cine, pero sirven bebidas alcohólicas.
decenas de historias se miran, pero éstas son de verdad, la mayoría de las veces no tienen final felíz, pero tienen sus altibajos. al final, tienen caras de resignación, de satisfacción, de desconcierto. se retiran, otra vez. y uno esepera el final de cuento, el final de anécdota, el resumen con "algo", el "the end" a la hollywood: el que mata, muere, el que roba va a la cárcel y el bueno se queda con la chica. pero algo sucede, y no sucede.
sería tan pero tan sencillo tomar el rol de reparador de axuliares y seguir en ese viaje de recambios de por vida.
ahora, sigo preguntándome porqué fuiste hasta la esquina. que había ahí. o mejor, que fuiste a buscar que no estaba. ¿me habrás reconocido? si... te hiciste.
será con equis o con jota, no lo sé, pero seguro que tu vaso de autoestima rebosa. no me diste tiempo a recordarte que por más que esté hasta el tope, lo importante es saber con qué lo llenaste. si te hubieses dado cuenta de dónde emanaba el perfume, si hubieses entendido que tánta vuelta sólo te enredaba. dos veces, nada, pero inmediatamente asocié tu mirada con otra tan intrigante como entregada. es cómo estar en octure otra vez, y hablar de lluvia ocular. no me atrevo.
sólo queda un consuelo de tonto: las cosas por algo son
cáspitas! hay letras flotando en mi parquet!