Justo donde rompe el hechizo de tu risa, se cuartean los labios resecos por la ausencia de besos robados. Perfumaste los olores que ya existían, diste paso con el puente de tu espalda a manos inseguras que acarician las mañanas de tus partidas y las noches de tus llegadas. Elegir y ser elegido sostienen el mismo peso de las consecuencias, las dos son buenas, las dos pueden ser malas. Nadie pierde, nadie gana y nadie esta a salvo.