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yaya, te extraño

ayer me desperté llorando.
me mostrabas tu hombro, mirabas por encima de él. luego me hablabas en un murmullo ininteligible. y en un momento, en ese punto en que empezaba a volver a sentir el cuerpo, te largabas a llorar.
las lágrimas, mis lágrimas, goteaban sobre la sábana roja, dejando manchas que parecían sangre. no lograba cerrar la boca. la angustia era tal.
como un dominó cayó tu imagen, dejando a la vista la del tato, y luego la de mi viejita. en esos momentos es tan fácil comprenderlos, pero duele tanto a la vez.

son incontables las veces que te presentas en mis recuerdos. es imposible no extrañarte. siempre serás tan importante para mí. siempre serás mi yaya, aunque no estés, estás.

mi único consuelo es que nunca dejé de decirte todo lo que te quiero.